Son
cristales de azúcar, los que se clavan en mis ojos… cuando te contemplo
masturbándote, bajo la luz de la luna.
Brillos
de perlas vislumbro, ver salir de entre tus piernas… mientras mi mente
endurece, la más distante de mis venas.
Chispas
se cruzan en la distancia, desde tu arco hasta mi flecha… que bonito es otear
tu cuerpo, desde tus bucles de cristal hasta lo más profundo de tus
interminables piernas.
Quiero
entrar en tu agujero negro, con la cola de mi fugaz cometa… para que cruces el
espacio estelar, viendo todo tipo de estrellas.
Amartíllame,
como si fuese el gatillo de tu escopeta… y no me dispares, hasta que no me
tengas centrado entre tus dos presas.
Hazme
arrodillarme ante ti, como el reo cuando pide clemencia… para suplicarte que te
detengas…
Que
una detonación más, hará caerme al suelo…
como Goliat, cuando fue alcanzado con la piedra.
Ahora
estoy en trance, oigo tu voz en la lejanía… como oye Peter Pan a Campanilla, al
otro lado de la isla de fantasía.
Rematemos
esta dulce estampa, con un beso salido de una cálida fragua… que funda nuestros
labios…
Para sellar y rememorar a lo largo de los
años… esta noche, que
lamentablemente acabara al alba.
Nadavepo.
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