miércoles, 30 de septiembre de 2015

Desmoronándome











  Roce las guindas de tu árbol, con los mismos labios… que de otra mujer un día me amamante.

  Tacto de seda queda en mis yemas, cuando con mis abruptas manos… intento sobornar tu piel.

  Acaricio la envoltura de tu melocotón, con tanta ilusión… que de entusiasmo creo desfallecer.

  Una fresa en lo alto de tu monte, hace que pierda el norte… hasta arrodillarme en alas de tu poder.

  Ansió refrescar mi boca, con el agua de tu caño… de la cual nunca me sacio, por mucho que la pueda beber.

  Coges de mi cuerpo, lo que para mí es la extensión más divina… moldeándola como plastilina, al antojo de tu ser.

  Acoplas mi estandarte a tu pudenda parte, rociando mis tambores de guerra con esa cera… que solo una reina como tú, saca de sus entrañas… para dar placer.

  Arropas mi gozo, dilatándolo en el tiempo… con tanto ahínco y tesón, que me derrito como un terrón… que intenta no fragmentarse en un continente tan ardiente, como pueden ser los poros de tu piel.

 Y para rematar la faena, arráncame la lengua… con las tenazas que tienes entre las piernas… mientras observas como me desmorono, como el rey moro que perdió su poder.

  Y cuando acabemos esta contienda, y si tú ganas la batalla… déjame que  llore como dama, lo que como caballero no supe defender.





Nadavepo.





jueves, 3 de septiembre de 2015

Tus dedos









Erógenas son todas las partes de tu armonioso cuerpo, pero que decirte de la sinuosidad que encierras en tus delicados dedos.

Los de tus manos son peregrinos, que al recorrer mi cuerpo buscando su catedral… de placer me pueden matar.

Los de tus pies centinelas atentos, que al celarme… endurecen todo mi cuerpo.

Los de arriba, son ángeles emplumados… que alcanzan los rincones de mi cuerpo, más escarpados.

Los de abajo, pieza de ajedrez… que en cada partida, la cabeza me hacen perder.

Lánzame como gusanos de seda, los dedos de tus manos… recorriendo mi cuello, como árbol de moráceas encantado.

Patina sobre mi pecho, con los dedos de tus pies… deslízalos hasta mi umbral, y llama en el picaporte hasta la saciedad.

Y ahora que con tus manos, me vas a hacer culminar… mientras yo con mis dedos, no te paro de masturbar…

Quiero ver, lo más alucinante que en este mundo se puede ver… y es cuando te corres ¡cómo se arquean los dedos de tus pies!




Nadavepo.