martes, 13 de noviembre de 2018

Interrógame













   Interrógame... 
  Pregúntame porque pierdo yo el sentido al hacer el amor contigo. ¿Qué fondo tiene la ropa que te ha vestido?, ¿qué silueta contigo ha compartido?, ¿como ha disfrutado del roce de tu piel este tejido?. 
  Que rebelde me siento cuando te contemplo quieta o en movimiento, pues siento que el corazón me arde por dentro… ¿Qué poder tiene ese deseo provocado por soldarse a tus labios, por acoplarme a tu cuerpo?

  Culminan mis ojos húmedos, luchando por no quedarse ciegos, al verte desnuda y no poder fijar mi vista en un punto concreto de tu cuerpo. Glotón como niño me siento, al querer abarcar todo de golpe, hasta el último trozo de tu adorable cuello.

  Duro como una roca me siento, cuando con tus dedos vas recorriendo mi erotizado cuerpo; te ruego que capes mi deseo, o sin poder evitarlo te chorrearé por dentro… vientre ardiendo, que cuando mi lanzadera lo toca, como spray se difumina por dentro, grafiteando todo lo que por ti siento.

   ¿Qué es la lujuria? ¿Razón o sentimiento?, porque mi vela arde, cuando tú te mueves como el viento. Vaporizas mi garganta dejándola reseca, pues con mi saliva en el fragor de la batalla te quedas… porque sabes que así seguiré acudiendo a tu manantial, para saciarla y no dejarla seca.

  Entrelazamos nuestros dedos, yo te introduzco mi sonrisa muy adentro, nuestros pechos laten como almohadas uno sobre el otro; dime si tú sientes lo que yo siento… aunque será difícil explicarlo, porque más que con palabras lo tendremos que definir con movimientos.

  Corazón a mil, trato de no eyacular, mientras contemplo tu cara cuando de este mundo por unos segundos te vas, perdiendo la conciencia sin saber dónde estás… emocionante tu regreso al despertar, y ver mi cara de placer cuando me sonríes pidiéndome una más.

  Viajo contigo al Nepal, pues me dejas sin oxígeno, sin poder respirar; por las ansias de querer enroscarme a tí, y de placer ahogarte en un océano de paz… cuélgate de mi cuello, asfíxiame y luego con tus labios hazme de nuevo respirar.

  Cuando por la fricción del deseo te desmayas, yo por seguro voy detrás; pues somos un solo cuerpo, un solo sentimiento que no para de amar… violo tu sonrisa, mientras me miras con ojos de ansiedad; ansiedad por disfrutarme, ansiedad por hacerme gozar.

  Que profundidad tiene la oscuridad, cuando cerramos los ojos y penetrados por el amor, nos dejamos llevar; gozo de tu alegría, disfruto de tu sonrisa vertical; como no desmoronarme cuando sentada sobre mí estas… te contemplo desde abajo, y me pareces la aurora boreal.

  Como levito sobre tí, cuando mi cuerpo sobre el tuyo está; y tú agarrada a mis glúteos, no me dejas escapar… lengua de fuego, lengua de cristal, lengua de hielo, que cuando la beso en miles de cuentos me hace soñar.

  Tener sexo contigo, es como oír sonar una orquesta de violines tocada por ángeles; floto sobre sus notas, buscando acomodarme sobre la fina línea de tu boca… y si haciendo el amor contigo la muerte me alcanza, quiero por siempre descansar sobre el iris de tus ojos; para desde el más allá, contemplar cada día un nuevo despertar, tu despertar.



Nadavepo.


   

martes, 4 de septiembre de 2018

El Reflejo













  No miro tu cuerpo, es tu reflejo en el espejo lo que espolea mi falo, que no tengo más remedio que meter en tu ano, mientras tirando de tu pelo casi del suelo te levanto. Cara de frenesí absoluto, lujuria que como fluorescente se proyecta en el espejo, que se ilumina como joven cuando ya queda viejo.

  Follada entre nuestros sudores, mientras tus piernas tiemblan, no puedo dejarte caer al suelo, aunque desfallezcas. Como cuerda tu cuerpo se tensa, aspa de molino que entre tus senos golpea ¿como no comerte si en caníbal me reflejas? bocados en tu espalda también entre tus piernas.

  Y tú crujes como el pan, cuando acaricio tus tetas. Armonía de colores que en tus ojos cerrados se reflejan, como pierdo la noción del tiempo cundo acaricias mi verga. Puente que te tornas de piedra, mira como mi pico socaba entre tus piernas, abriendo la brecha que deja seca tu fuente, a veces llamada de la vergüenza.

  Arcadas de placer, no de estar enferma. ¡Cuánto lujo sobre tu cuerpo, cuánto desgarro sobre mi polla erecta!. Dientes que de marfil se tornan, afilados como espuelas, ¿cómo puedes comerte mi pene con esa fuerza?. La chupas como si desgastarla quisieras, nunca la hieres, aunque si te lo propones sangre sacas de ella, una sangre blanca que recorre tu garganta hasta fundirse con tus células, nunca me siento tan vivo como cuando un trocito de mi entrañas, en tu interior se queda.

   Dos cuerpos unidos por un hilo de plata, magia que nos une como metal, cuando somos blandos como almohadas. Sólo con dejarte caer las bragas, anulas mi consciencia, en acero tornas mi espada, que de una limpia estocada sale totalmente engrasada, placer al enfundar mi sable en la funda más acolchada, que cuida, que pule, que deja limpia mi espada.

  El rosetón que hay entre tus piernas, es mi escudo de armas, que acaricio constantemente para lustrar tu garganta, que trina, que canta, que vocaliza la epopeya más larga. Yo tengo mi montura preparada, tu galopas sobre mí, babeando como yegua alada, dejando tu rastro sobre mi desnudo cuerpo, como caracol que ha perdido su casa.

  Amordázame con tu boca como si fueses unas tenazas, no me dejes respirar, sácame por ella el alma. Quiero que te quedes con mi ser, que por tu corazón se desangra.

   ¿Cómo puedo amarte de esta forma, que no se refleja ni en las novelas, tampoco en los libros de historia?… reventaré cualquier forma de amor, que no sea tan puro como el de nuestra historia.




Nadavepo




  
 
  

lunes, 30 de julio de 2018

¡Por favor!











  ¡Por favor!

  Se mi profesora del sexo.

  Dame la primera lección, de cómo morder tu boca, de cómo acariciar tu cuello.

  Dame la asignatura que más me gusta, la anatomía de tu cuerpo.

  Enséñame a pellizcar tus pezones, a comer sin cubiertos en tu sexo.

  Tomo apuntes, de cómo acariciar tu clítoris, de cómo tapar tu otro agujero.

  Muéveme en la enseñanza, de danzar apretado a tus senos, de levitar cuando toques mi miembro.

  Me encanta la clase de música, pues son tus gemidos la escala más brillante, que me ofreces en concierto.

  No dejes de darme ninguna asignatura, pues con ansias la de lengua espero, para que me saques con ella los verbos, arrastrarte, soñarte, y follarte todos tus huecos.

  Matrícula de honor tienes en música, pues cuando tocas mi flauta ¡hasta los canarios trinan!

  Dame clases de matemáticas, pues de un orgasmo me llevo tres, y aunque lo quieras dilucidar no lo podrás entender.

  En geografía quiero aplicarme, pues marcar Venecia en tus carnes, es obra de Miguel Ángel.

  Que decirte de arqueología, pasar por tu garganta hasta llegar a Petra, es como viajar a la luna sin escalera.

  Y de arquitectura ni te cuento, escalar por tus pirámides, es como estar metido en el más maravilloso de los cuentos.

  Decana de la sabiduría eres, pues me das clase de dibujo, y me sacas pintura para todas las paredes.

  Y si después de tanto aprendizaje, ves que te fallo en cualquier asignatura, castígame de cara a la pared mientras frotas mi vara de literatura. Si con esto consigo que le saques lustre suspenderé en cada asignatura, para que con tus polvos mágicos me hagas sabio hasta en clases  de teología.




Nadavepo.






viernes, 6 de julio de 2018

Detrás del túnel













  Atravesábamos el túnel, todo parecía estar claro entre nosotros tres, aunque tú aún no conocías a la tercera persona, pues ella nos esperaba al otro lado del túnel. Me había costado tanto esfuerzo y tanto tiempo exponeros la situación, que jamás pensé que aquella unión llegará a buen puerto, tu aún seguías asustada y temerosa en los últimos kilómetros que quedaban para nuestro encuentro, yo te protegía con mis palabras dándote la seguridad que necesitabas.

  Una habitación, balcón con vistas a la sierra,  tú y yo hechos polvo de tantos kilómetros recorridos, pero la incertidumbre nos mantenía despiertos y alerta, pues no íbamos a esperar ni un segundo más para verla. Suena el teléfono, me suplica que la recoja, la timidez no la deja presentarse por sí sola, hablo contigo diciéndote que voy a recogerla, te beso en la frente, los dos entendemos que no hay vuelta atrás.

  Subo la cuesta, llego a la plaza, allí esta ella esperándome, me mira con la timidez que la caracteriza mientras se acerca hacia mí, se funde conmigo en un abrazo profundo, como si quisiera robarme la seguridad que a ella le falta. Mientras bajamos al hotel, me vas pidiendo calor con sus gestos para afrontar lo que nos espera, yo le hablo con voz pausada intentando tranquilizarla.

  Toco la puerta de la habitación, cual es mi sorpresa cuando te veo abrir la puerta en camiseta y tangas, nos recibes diciéndole a ella, que te perdone por recibirla así, que estabas cansada y acalorada. Yo os presento tratando de moderar la situación, ella te responde que no le importa, entiende el calor que hace, yo con mucha suavidad la invito a desnudarse para que estemos en igualdad de condiciones, ella acepta enseguida aun estando muerta de vergüenza.

  Yo en el centro de la cama, mi sensual rubia a la izquierda y mi erótica morena a la derecha. Yo os cojo las manos, me dedico a hablaros  para familiarizaros  y tranquilizaros, con una situación que de momento nos parece surrealista. Cuando noto que los latidos de vuestro corazón, se han atenuado, me pongo de rodillas frente a vosotras dos, suavemente empiezo a acariciar vuestro pubis por encima de vuestros tangas, la humedad aflora mojando aquellos pequeños retales de tela. Llega un momento que las respiraciones se aceleran, es el momento de despojaros de vuestras bragas para introduciros mis dedos, en vuestras repujadas vaginas ¡que trabajo me cuesta describir dicha imagen, la libido me ciega!

  Empiezo a masturbaros cada vez con más frenesí,  ya lleváis rato gimiendo in crescendo, la belleza del sexo aflora en vuestras caras, sin poder evitarlo os digo que os miréis a la cara, tardáis unos segundos en reaccionar, pues el placer os tiene desorientadas. Os miráis, observo que os excitáis mirándoos, por lo que aprovecho para ordenaros que os cojáis los pechos, me asombra ver que no titubeáis ni un segundo en cogeros los senos. Introduzco más presión, exigiendo que os apretéis los pezones mutuamente, sin rechistar obedecéis y los gemidos suben un peldaño más.

  Creo, que os habéis corrido sigilosamente varias veces, pero como no queriendo dar pistas de hasta qué punto, estáis salidas de madre. Yo me siento dueño de vosotras, me tomo todas las libertades y te digo a ti Dalila que mires sin quitar la vista, como me chupa el falo Kala , no sólo miras también te atreves a participar acariciando mis testículos. La situación está candente en demasía, el sudor brota de nuestros poros, nuestros cuerpos podrían patinar unos encimas de otros. Tu Dalila estás en tal punto, que le recoges el pelo a Kala, para que yo pueda ver perfectamente como mi verga se pierde dentro de su boca, tú la animas ayudándola mientras aprietas mis huevos sin mesura.

  Todo está sin orden ni concierto, sólo ardor, lujuria, frenesí, incluso un ligero toque de locura. En este punto ya se ha perdido la vergüenza, hemos  abandonado el pudor, y estamos entregados a fundirnos tres cuerpos en uno, después de acariciarnos por todos los recovecos de nuestros cuerpos, Dalila en un alarde de exaltación, me ruega que folle a Kala quiere observarnos muy de cerca. Yo galopo sin estribos y a galope tendido, Dalila aprieta con todas sus fuerzas la teta de Kala, y con la otra mano aprieta mi culo llegando a arañarlo. Mi morena está de pie junto a mí, mientras follo a mi rubia que esta de rodillas, yo la voy masturbando, es un aperitivo para lo que las ordenaré.

  Ordeno a Dalila que me traiga la fusta, y que seguidamente se tumbe delante de Kala que esta de rodillas y penetrada, a mi depravada rubia le mando masturbar a Dalila con la mayor de las delicadezas, eso la pervierte de tal manera que empieza a dilatar su ano, buscando que pase de follarla por el coño a penetrar su culo, este estado de lujuria no hace nada más que acrecentar la locura del momento, que se nos va de las manos. Mi loba morena, empieza a subir su tono de voz mientras mi perra rubia la masturba, sus aullidos son ensordecedores, estos gritos no paran de acelerar a Kala que desbocada no para de chillar. Tengo que azotarla intensamente intentando que baje el tono de sus gritos, mientras la ordeno tapar la boca a Dalila que no para de gritar, es una danza bocal que no para de subir de decibelios.

  Caemos los tres revueltos en la cama, bendito aquelarre del mago con sus brujas, todo son orgasmos cocinados a todo gas, leguas entrelazada como serpientes, caminos dibujados por sádica saliva, convulsiones de maligno deseo, atroces vaginas devoradoras de placer, pezones punzante que son mi potro de tortura. Las detengo cogiéndolas por el pelo, tengo que hacerlas sincronizar como sirenas en el agua, lo entienden a la perfección y buscan un movimiento al unísono, la rubia empieza a lamer mi pezón izquierdo, la morena el derecho, suben sus nalgas sobre mis pies sincronizadamente, y a un ritmo de reloj empiezan a masturbarme y acariciar mis testículos, como si lo tuviesen ensayado de toda la vida, se van turnando con un orden casi militar, divinas manos que como terciopelo acarician mis partes erógenas, saben que queda poco para mi eyaculación.

  Esta formación empieza a ponerlas tan cachondas como lo estoy yo, un coro de sopranos y tenor empiezan a gemir, es imparable la carrera que emprendemos, una subida a la montaña que nos hará despeñarnos sin paracaídas. No puedo más, saciadas ellas creo que merezco una erupción volcánica sin precedentes, el ritmo es frenético en mi mente, serpentinas de colores empiezan a asomar suavemente, hasta que de golpe una explosión de confetis me hace escupir semen a diestro y siniestro, leche para los senos de mi morena y leche para el culo de mi rubia. Condecoradas quedan con el orgullo del trabajo bien hecho, quedamos desperdigados entre las sabanas, no sé cuánto tiempo necesitamos para recuperarnos.

  Una vez casi recompuestos, nos abrazamos con una dulzura desmedida, y yo empecé a mimar con una ternura indescriptible a quienes me miman en cada gesto, en cada palabra, en cada parpadeo, en cada caricia. Sólo articule dos palabras antes de irnos para la ducha.

―¡Os adoro!

  Antes de levantarnos, miramos por el balcón hacia el horizonte, pensando que algo maravilloso había empezado en aquel mismo instante, que sería imparable como los tres días siguientes y las cosas que acontecieron en aquella misma habitación.



Nadavepo.
 



lunes, 11 de junio de 2018

Sin Preámbulos













  Sin preámbulos… Tú llegaste como lo que eras, una dama culta, melómana de la mejor música actual, lectora empedernida de los mejores libros editados, admiradora en fin de cualquiera de las bellas artes; pero sin embargo, dispuesta a darlo todo.

  Abandonaste todos los prejuicios al entrar en aquella casa, excepto la idea de darlo todo en el sexo, estabas dispuesta incluso a estar tan liberada, como esas mujeres que ejerce la profesión más antigua del mundo.

  Tu pantalón era vaporoso, al igual que tu camisa, estabas accesible por cualquier lado; nos acercamos aún sin conocer nuestros cuerpos desnudos, pero con el mismo deseo de quienes se han visto millones de veces en esa tesitura.

  Nos miramos unos segundos, casi furtivamente; nos acercamos uno al otro, hasta abrazamos simultáneamente, fundiéndonos en un beso que pasaba de tierno a lo más endiablado del deseo.

  Mientras te besaba degustando tu saliva, deduje que serías todo savia, y que tendría que buscar todas las fuentes de tu cuerpo para saciarme; mientras entrelazábamos nuestras lenguas, de la misma forma en que se aparean dos serpientes. Metí una mano por la parte trasera de tu pantalón, lo primero con lo que me topé, fue con el hilo de tu tanga, lo levanté y seguí bajando hasta pegar un puñado con todas mis fuerzas sobre tu terso culo.

  Nuestras bocas seguían unidas babeantes, metí la otra mano y apretando tus glúteos te apreté aún más sobre mí falo; tus pezones se clavaron como alfileres en mi pectoral. ¿Que pasos he de seguir? Me preguntaba, para arrancarte todo el placer de tu cuerpo… Sólo me dejé llevar, te dí la vuelta y empecé a besar tu cuello, a lamer tus lóbulos, a rozar tu nuca.

  Mientras, una mano descendía hasta tu pequeño triángulo de tela, empezando a masturbarte por encima de él; la otra apretaba tus pechos como si quisiera arrancártelos. Impactado quedé, cuando como una hemorragia imposible de taponar, tu coño supuraba atravesando la tela del tanga.

  Que fácil fue deslizar tus pantalones hasta tus tobillos… perdí el conocimiento de lo que sucedió en los minutos siguiente, cuando volví a computar lo que estaba pasando, ya estabas de rodillas chupando mi polla, en mi mano tu tanga chorreante de tus vapores interiores, lo acerqué a mi nariz y como el niño que inhala pegamento, inspiré con todas mis fuerzas hasta quedar drogado de tí.

  El panorama no podía ser más excitante, mientras mi falo se perdía en tu boca, yo deliraba intentando fortalecer para no derramar. Hubo un momento que te cogí por la nuca y te puse de pie, un vaivén más y me hubiera desangrado en tu boca.

  Quería hacerlo todo, y aunque sabía algo de tus gustos, mi enervamiento me llevó a fustigarte con mi vara de bambú. Aunque la partí en tus nalgas, ningún respingo, ni un aspaviento. No era el momento, pero todo enardecía, así que sin titubear y teniéndote de rodillas, introduje un dedo en tu ano y otro en tu vagina… los movía frenéticamente, hasta notar que tus bombas se habían puesto en marcha, momento en el cual aproveché para penetrarte de una estocada seca, seguida de un cabalgamiento sin parangón, tu agachabas el culo dificultándome la cabalgada, tuve que reñirte varias veces para que lo elevaras y pusieras correctamente, para ser follada amablemente. Me abstengo a decir porque retraías tu culo cuando estabas de rodillas.

  Luego te cogí de la cintura, girándote violentamente y poniéndote boca arriba. Me arrojé sobre tí y volví a pentrarte, tú te dejabas hacer… yo mordía tus labios, agarraba tu pelo, tiraba de tu cuello mientras amortajábamos nuestras lenguas, todo me hacía sentir que eras mía, que yo era tu dueño; nuestro momento llegaba, mientras yo dominante te decía que eras mi guarra, la puta más deseada por mi falo, te obligué a abrir los ojos y mirarme fijamente mientras llegaba la gran explosión.

  Tú ya te habías corrido suavemente varias veces, como si no quisieras que yo me diera cuenta, pero para mí llegaba la primera corrida de las muchas que vendrían después; tú estabas a punto cuando yo mirándote a los ojos y sin poder prolongar más aquel placer, te grité “córrete conmigo hija de puta” la leche burbujeaba saliendo de mi polla, mientras tus pupilas se dilataban al sentir  como de tu coño, salían chispas orgásmicas que te hacían pegar un grito ensordecedor y seco. ¡Còmo quedamos al vaciarnos de aquella manera! parecíamos  dos guiñoles mojados y flácidos, con los cuerpos descompuestos por la contienda acaecida.

  Mil colores veían mis ojos, mientras recuperaba el aliento, no pude pensar que me la pudieras levantar, al segundo de una corrida tan estruendosa, pero tus labios de terciopelo hacia una corona para mi pene, poseído por tan bonita alfombra, que era tu lengua forjada de pétalos de rosa.

  Mamada asesina que casi con mi vida acaba, pues casi imposible me resultaba tomar aire mientras jadeaba. Si no me hubieses dejado seco antes, te hubieras llevado para adelante, toda mi simiente brotante. Gracias a eso, pude montar contigo un concierto, que juraría seria eterno.

  Toqué tus timbales al ritmo de tribus africanas, mientras tú soplabas sobre mi pínfano erecto a son del cánticos medievales, que melodías, que compases, ni María Callas en sus mejores tiempos en el teatro Scala, saca de su garganta la melodía que tú de mi cuerpo sacas. Cuando al fin me apoderé de tu arpa, empezaste a vibrar al ritmo de los anises de una maraca, música celestial nos rodeaba, tú subías los tonos de tus gemidos como coros Góspel en música consagrada, mientras te corrías como melómana de opera desbocada.

  Sin director de orquesta que nos guiara, tú cogías mi batuta dando fe de que guiabas cualquier orquesta que delante te pusieran. Dándole a la zambomba, mientras  yo tocaba tu armónica, ¡que contraste de instrumentos que no pegaban nada más que con mi cola! Fuimos extrayendo de todos nuestros instrumentos las mejores notas, hasta eyacular una y otra vez sobre aquella alfombra roja… por donde entraron nuestros deseos a recoger su Oscar.




Nadavepo
 
 




martes, 5 de junio de 2018

Lo inimaginable













  Después de una eternidad y algunos años más, pudimos materializar lo que pensábamos era polvo estelar. No quedamos como unos amantes normales, ni en viernes deseado, ni en sábado aún más demandado. Quedamos un lunes, el día en que todo el mundo está demacrado, excepto tú y yo que cualquier día incluso el lunes, nos parece un cuento de hadas enmarcado.

  Que acelerón dio mi corazón, cuando te vi vuelta de espaldas intentando divisar lo que tanto anhelabas, cuando nos vimos de frente agachamos la mirada, parecíamos dos adolescentes que se desean pero no encuentran palabras. Sólo un abrazo, que hubiésemos fundido hasta la madrugada, nos mantuvo latentes, hasta nuestra despertada.

  Te apreté la mano, te pellizqué la cara, quería asegurarme que no eras un sueño, que estabas sobre la tierra y no flotabas. ¡Cuánto deseo, cuanta taquicardia! hasta que no te tuve entre mis brazos no llego la calma. Viaje largo sin articular apenas palabras, quizás era por la magia de tu mirada, que era bálsamo para mi corazón y miel para mi garganta.

  Habían desaparecido las ganas de comer, de beber, solo nos mantenía hábiles nuestras ansias… De fundir lo que en cualquier parte del mundo, no se puede fundir en la mejor fragua.

  Acoplas sobre mi pecho tu espalda, giras levemente el cuello buscando el tacto de mis labios, tus glúteos encajan como cola de milano sobre mis genitales, empieza la danza de la floresta… Aquí profundizo sobre tu placer, buscando las zonas más libidinosas, la gloria de tus dos estrellas sobre mis manos se estrechan.

  En un arranque de lascivia te pongo de rodillas, a la espera de ver temblar tus labios  suplicando que desenfunde mi falo, y lo introduzca en tu boca. Demuestras tu deseo sin cortapisas, hundiendo mi verga hasta tocar tu campanilla, arcadas glorificadas en forma de lágrimas sagradas, las que derramas por la impaciencia de coronarte como mi fiel dama.

  Quiero sentirme poderoso, cabalgando a mi yegua en un galope trotón,  animándola con mi fusta a alcanzar la meta, quiero que cuando llegue le tiemblen las piernas. No podemos frenar, ni espuelas, ni bozal, tanto por delante como por detrás, bocados vienen y van… Quien nos viera de caníbales nos pudiera tratar.

  En el primer contacto fue brutal, como barcos piratas al abordaje en alta mar, puede que fuese para aflojar la tensión del tanto esperar. Ahora tirada boca abajo sin parar de jadear, beso tu culo para poder decolorar el color rojo de esos azotes dados para galopar. Fresa en piel blanca, rosa de tus pezones que se me antojan chicles para masticar… Quiero alterarme con tu cuerpo sin parar.

  Efluvios llueven, no paran de gotear, no podemos dormir sin dejar de supurar. Siempre presta, para que por las puertas de tu nirvana yo pueda entrar, y desfogarnos una y otra vez, y otra más… Esto es como el ocho tumbado, un infinito deseo de no parar. Es como si quisiéramos recuperar, lo que en estos años no hemos podido tocar… Y que ahora que no es un sueño que es realidad, aprovechamos para cubrir durante tiempo, lo que la distancia nos pueda quitar.

  Abrazados, mimados, acoplados como el módulo de una nave espacial, suspiramos al unísono para que esto no vaya a acabar… Aunque damos por hecho que el tiempo no lo podemos parar.

  Sexo + sexo, sexo sin parar, no sé de donde sacamos las fuerzas, quien nos observara diría que es brutal, como dos seres humanos no se desgastan de tanto follar… Menos mal que tú y yo lo sabemos combinar, una buena follada, un hacer el amor para descansar.

  No quiero acabar esta historia con un mal sabor de boca, la despedida llega, pero no queremos hacerla dolorosa… Me abrazas, empiezas a andar, sin volver la mirada te alejas, mientras yo espero que te vuelvas, ese momento no llegó, entiendo que no querías que se nos rompiera el corazón.



Nadavepo





sábado, 26 de mayo de 2018

Condecórame













  Muero por follar contigo, babeo por oler la calidez de tu coño, tomar tus biberones de cualquier hora, quiero acoplar mi polla como pieza del tetris a tu vagina, entrar por tu puerta de Sodoma y beber en tu jardín de Alejandría… cuantas ansias, cuantas ganas de desovar sobre tu barriga ¡Fóllame amiga mía!

  Calambres recorren mi cuerpo, quiero tu enchufe para tener una corriente bien dirigida, hacia tu boca, hacia tu ombligo, hacia tu poro más definido… orgasmo de cascada, de escalera, orgasmo de mesa de roble que es la que escasea.

  Argumento ninguno, debate tachado, charla desaparecida, comentarios borrados… lo nuestro es mímica con sonidos guturales bien marcados. Lujuria soñada en la distancia, que a punto está de cerca… cuánta rebeldía acumula mi verga.

  Gusto desmarcado, placer ilimitado, orgasmo alocado. Cuántas  sensaciones, que no todo el mudo ha probado… certifica que somos los mejores amantes, séllalo con un pecado. Cuantos poros trabajando, cuantas células sudando, el corazón se está acelerando, rompe mis cojones… que atrozmente me estas desmoronando.

  Condecórame, sin márgenes ni palancas, que bonito es penetrarte aquí, y aunque no lo crean en la distancia. Alarga mi falo como caucho de Malasia, que cuando lo sueltes… apretarás las pestañas, para usarlas como paraguas, que la lluvia ácida no enrojezca tus pupilas de diosa espartana.

  No hablaré más con las ansias de los deseos del pasado, ahora en el presente te he follado… y para el futuro, que te digo del futuro, dejemos que nuestros polvos lo vayan dibujando.



Nadavepo





lunes, 14 de mayo de 2018

El duelo












  Cuanto tiempo sin disparar sobre tu cuerpo, quinto mes polvoriento. Distancia que a caballo, es una locura como cabalgar sobre el viento. Cabaña de madera, molino de viento, rabio por ver como llueve sobre tu cuerpo.

  Soy un forajido, pero lleno de honor por dentro. Busco un enfrentamiento contigo, la sheriff  del pueblo, para hacer memoria del último duelo. Si alguien ha de prenderme, quiero que seas tú, pues no hay más bonita prisión para cumplir mi condena, que la de tu cuerpo.

  Desmonto del caballo, te veo bajar por la calle principal del condado. Me miras, te miro, sabes como yo que la contienda es inevitable, pues el olor pólvora nos invade por dentro. Me das el alto, me apresas las manos con las más bellas esposas, que son tus manos.

  Alojamiento me has dado en la posada de al lado. Seguramente con la intención, de no hacer público nuestro cuerpo  a cuerpo, pues escandalizaríamos a los más púdicos y arcanos. Como huelen nuestras armas, cuando más cerca de desenfundarlas estamos.

  Cierras la puerta, me tiras sobre el diván sin yo esperármelo, es una traición que te haré pagar caro. Te subes encima de mí, buscando que desenfunde mi colt 44, yo hace meses que mi munición para ti la guardo.

  No dispararé ni una sóla bala, hasta que tú te hayas vaciado, pues de esa manera tu funda para mi pistola habremos engrasado, enfundarte ahora mismo es lo más deseado, pero debo esperar a que mi pistolera se haya despachado, cuando quedes a gusto cabalgaremos hasta el ocaso.

  Revientan mis dos tambores, del gusto de sentirte en lo alto. Tú te balanceas y los tambores los estás cargando. Peligrosa eres en tus ágiles movimientos de amazonas a pelo montando, cuánto deseo por mi cuerpo estas inyectando. A horcajadas el cañón de mi pistola estas chupando, ojos que se cierran tanto desde arriba como desde abajo, y cuando los abrimos, mi acero a cada lametón suena como un banyo.

  Gotea por la comisura de tus labios, el Misisipi se está desbordando, cuántas cataratas en tu garganta están sonando. Profundizo en tu carcaj, con mi dedo más malvado, produciendo en tu cuerpo espasmos desencajados. Provocas sin cortapisa, me estas desarmando, sabes que mi arma está humeando.

  Como si fuésemos indios desnudos, sobre la hoguera danzando, las pinturas de guerra se nos borran sudando. Te sigo galopando, mientras tu aljaba se va pujando, que difícil seria no erotizarse sobre tus senos encantados.

   Avancemos sin desmoronarnos, que el duelo se está terminando, después de tantas galopadas tú ya estás saciada. Ahora te pones ante mí a corazón abierto, buscando mis balas blancas queriendo que acribillen tu cuerpo, te da igual por fuera que por dentro, los dos de éxtasis al unísono estamos muriendo.

  En el suelo los dos quedamos tumbados, ha sido un duelo justo pues fuerte y flojo mutuamente nos hemos dado. Siempre mejoras cada encuentro, por eso para ti mis balas siempre guardo. Sabes que cuando tú me reclames, hasta ti llegaré volando, pues ningún duelo me perderé siempre que mi dama me siga follando.



Nadavepo





martes, 17 de abril de 2018

Valórame













  Quieres que valore tu sexo, que te lo describa. Yo quedo perplejo, te respondo con dulzura.

¿Cómo quieres que lo haga? No sé cómo describirlo con palabras ¿No te basta con gestos, gemidos y gotas de labranza?

  Tú insistes con pícara locura.

Esos los tengo en cada estocada, pero quiero que hagas un esfuerzo y oírlo de tu garganta.

  Yo me reitero, pero tú no me das cuartada. Entonces voy y te suplico.

¿Por favor, dame otra opción? Pues lo que en maneras puedo, mudo quedo en palabras.

  Quedas pensativa, mirando a lo que yo creo es una telaraña. Cuando me respondes, ya estás más relajada.

Pues si no lo haces oralmente, escríbemelo a la antigua usanza.

  Me alivias, cojo papel y tiro de mis ansias, para decirte antes de escribir mis últimas palabras.

― ¡Gracias! dame quince minutos, y tendrás lo que yo denominaré tu carta…  

  Me pides que te escriba de tu sexo que para mí es poesía, como puedo contener mis palabras, cuando como un huracán me abrazas. Que droga tienes en tus entrañas, que cuando te veo me vuelvo loco por probarla.

  Cada paso que das, cuando estás en la lujuriosa danza, son muslos que como columnas en el suelo se clavan. Cada vibración de tu tacón me empalma, que difícil mantener la compostura cuando hacía mi avanzas.

  Rojo esta mi tridente, deseando que lo metas en tu garganta, para amoldarlo dándole forma de tótem, para que haga su magia. Esa magia que te deja gritar como una soprano sobre mi cama, dándole placer a cualquier ser viviente que oiga tu tonada.

  Cuando pones tu antifaz sobre mi cara, mi lengua automáticamente se dispara. ¿Como puedes oler a manzana, cuando la sal del mar está en tu bajo vientre anclada? 

  Simplemente ver tus vertiginosas manos, intentando averiguar el futuro sobre mis bolas de cristal de vulcano, me hacen comportarme como muchos mortales dirían “un marrano”.

  Pero cuanto más profundo es tu fango, más me recreo yo como guarro. Mortal voz, el que me hace deslenguado, parece que eso nos hace perdernos entre todos los que como nosotros, cometen pecado.

  Acristala tus senos, para yo mirarlos sin poder tocarlos, así volveré a una corta edad, donde la baba se me caía detrás de un cristal. Ni tetas de monja, ni piononos, ni palmeras de chocolate me pueden hacer rabiar, como rabio viendo tus tetas tras un cristal.

  Te podría estar escribiendo sobre tu sexo una eternidad, pero ahora llega el momento de poder actuar. Si te has puesto caliente, déjame entrar en tu portal, si no yo procurare llenar el vaso hasta que te puedas derramar.

  Hipnotizada quedas, tu falda te ordeno levantar. Rabio como perro, y de un bocado te las voy a arranca… pero esto es harina de otro costal.

   ¡Por eso cuando follemos otra vez, esto continuará!



Nadavepo.