martes, 4 de septiembre de 2018

El Reflejo













  No miro tu cuerpo, es tu reflejo en el espejo lo que espolea mi falo, que no tengo más remedio que meter en tu ano, mientras tirando de tu pelo casi del suelo te levanto. Cara de frenesí absoluto, lujuria que como fluorescente se proyecta en el espejo, que se ilumina como joven cuando ya queda viejo.

  Follada entre nuestros sudores, mientras tus piernas tiemblan, no puedo dejarte caer al suelo, aunque desfallezcas. Como cuerda tu cuerpo se tensa, aspa de molino que entre tus senos golpea ¿como no comerte si en caníbal me reflejas? bocados en tu espalda también entre tus piernas.

  Y tú crujes como el pan, cuando acaricio tus tetas. Armonía de colores que en tus ojos cerrados se reflejan, como pierdo la noción del tiempo cundo acaricias mi verga. Puente que te tornas de piedra, mira como mi pico socaba entre tus piernas, abriendo la brecha que deja seca tu fuente, a veces llamada de la vergüenza.

  Arcadas de placer, no de estar enferma. ¡Cuánto lujo sobre tu cuerpo, cuánto desgarro sobre mi polla erecta!. Dientes que de marfil se tornan, afilados como espuelas, ¿cómo puedes comerte mi pene con esa fuerza?. La chupas como si desgastarla quisieras, nunca la hieres, aunque si te lo propones sangre sacas de ella, una sangre blanca que recorre tu garganta hasta fundirse con tus células, nunca me siento tan vivo como cuando un trocito de mi entrañas, en tu interior se queda.

   Dos cuerpos unidos por un hilo de plata, magia que nos une como metal, cuando somos blandos como almohadas. Sólo con dejarte caer las bragas, anulas mi consciencia, en acero tornas mi espada, que de una limpia estocada sale totalmente engrasada, placer al enfundar mi sable en la funda más acolchada, que cuida, que pule, que deja limpia mi espada.

  El rosetón que hay entre tus piernas, es mi escudo de armas, que acaricio constantemente para lustrar tu garganta, que trina, que canta, que vocaliza la epopeya más larga. Yo tengo mi montura preparada, tu galopas sobre mí, babeando como yegua alada, dejando tu rastro sobre mi desnudo cuerpo, como caracol que ha perdido su casa.

  Amordázame con tu boca como si fueses unas tenazas, no me dejes respirar, sácame por ella el alma. Quiero que te quedes con mi ser, que por tu corazón se desangra.

   ¿Cómo puedo amarte de esta forma, que no se refleja ni en las novelas, tampoco en los libros de historia?… reventaré cualquier forma de amor, que no sea tan puro como el de nuestra historia.




Nadavepo