lunes, 29 de septiembre de 2014

Explorador de tu cuerpo







Navegue por los mares de tu pelo.
Surfeé por las olas de tus senos.
Atravesé los glaciares de tu ombligo.
Escale sobre tus interminables piernas.
Baje hasta la profunda cueva de tu sexo.
Busque mis tesoros en cada rincón de tu cuerpo.
Y te abrace, como se abraza al fuego eterno.


Nadavepo.


Y te arranque las bragas








Y tu placer me contaminara.
Y en lo más álgido, te arrancare las bragas.
Y te masturbare, hasta que quede afónica tu garganta.
Y en un estallido brutal, me deleitaras con la expresión de tu cara.
Y en linea recta te penetrare, al desenvainar mi espada.
Y extenuados quedaremos, derramándonos por entre las sabanas.



Nadavepo.



Lila







Lila, tus labios se me han antojado.
Y de lila, todo mi cuerpo lo has pintado.
Que brillo has dejado en mi piel, cuando tu lengua por ella a pasado.
Tu saliva sobre mi pecho, en diamante se ha transformado.
Diamantes de color lila, como el color de la nube a donde me has elevado.



Nadavepo.



Guindilla







Guindilla pura es tu sexo.
Cada vez que lo saboreo, enardeces mi cuerpo.
Yo trato con mi lengua de apagar tu fuego.
Pero tu ardes y me pides que te penetre.
Para que apague el ardor que tienes por dentro.



Nadavepo.



Nuestra cita







Yo a nuestra cita acudí, con mis mejores galas.
Y tú con tu traje de fiesta, me esperabas.
Después de una romántica cena, te cogí de la mano para que me acompañaras.
Y desde la entrada del apartamento, nos fuimos desnudando hasta que llegamos a la cama.
Y nos embadurnamos de sexo, y el deseo nos engalanaba, y yo me pregunte ¿mañana me volveré a poner mi mejores galas?



Nadavepo.



Mi bombón







Y te entregue mi bombón, para que lo degustaras.
Y lo saboreaste con tanta pasión, que conseguiste que se derramara.
Y su licor inundo tu boca, y logro que te desarmaras.
Y la expresión de tu cara lo dijo todo, se notó que te gustaba.



Nadavepo.



La falda Escocesa







Y me hiciste reír, al obligarme a ponerme una falda escocesa.
Pero pronto me dejaste mudo, al meter de bajo de mi falda tu cabeza.
Succionaste de mi fuente tu sed de pasión, hasta dejarla de tanto placer seca.
¡ Y yo que me reía de mi falda escocesa !


Nadavepo.


Cumpleaños







Era mi cumpleaños, y me regalaste una corbata.
Me hizo tanta ilusión, que no me la quite ni para irme a la cama.
Y tú como siempre tan picara y malvada, la usaste para atarme al cabecero de la cama.
Con tus labios embrujados y tu lengua encantada, bajaste hasta mi vela de cumpleaños para apagar la llama.
Y yo deleitado con el placer que tú me regalabas, no pude nada más que pensar.
¡ Que buen regalo me ha hecho con esta corbata !



Nadavepo.



Guerrera Medieval







Mi guerrera medieval.
Que te desnudaste delante de mí.
 Para blandir la dureza de mi espada.
Y con ella tuviste una lucha generosa y entregada.
Hasta conseguir quebrar su fuerza, que yo creía controlada.
Haciendo que salieran gotas blancas por doquier, hasta lograr que yo me desmoronara.


Nadavepo.



Danzar







Y tú ensayabas tus pasos en casa.
Y yo embelesado te contemplaba.
Y tu cuerpo forjado en bronce me excitaba.
Y tu forma de contorsionarte me erizaba.
Y con tus curvas yo babeaba.
Y tú lo sabias, y cada vez que danzabas acabábamos en la cama.
Y aquí te retorcías, mientras yo me arqueaba.
Y allí te girabas, y yo me combulsionaba.
Y ahí como en el lago de los cisnes, tú de placer me matabas.



Nadavepo.


Guerrera Espartana







Mi guerrera espartana, que aceptas cualquier postura cuando estamos en la cama.
Que con tus brazos y tus piernas, me rodeas para gozar en nuestra sudorosa batalla.
Que intentas deshacer con tus labios mi ariete, antes de que penetre  tus murallas.
Que por cada poro de nuestra piel, en cada ataque un orgasmo se nos derrama.
Y que cuando llegamos al clímax en el fragor de la batalla, descubrimos que nuestro sexo.
¡ Afortunadamente ha quedado en tablas ¡


Nadavepo.


Serpiente







Eres la serpiente que contonea su cuerpo, bajando hacia mí.
Que con su mirada me hipnotiza y paraliza mi cuerpo.
Que me haces pecar, dándome igual que me quemen en el infierno.
Y a mí me encanta chupar, el néctar del veneno que tiene tu sexo.
Y que me comprimas y me exprimas, hasta dejar seco mi cuerpo.
¡Y me da igual ser manzano prohibido!, yo quiero pecar penetrando todos los huecos de tu cuerpo.


Nadavepo.


Me masturbe







Masturbarme es desahogarme.
Masturbarme es liberar tensiones.
Masturbarme es llevar oxígeno a mis pulmones.
Masturbarme es ver la vida de mil colores.
Masturbarme es pensar en mi doncella.
Masturbarme es trotar a galope por la pradera.
Masturbarme me libera.
Masturbarme, me lleva hasta las estrellas.
Masturbarse es divino, y más si te masturbas al unísono con ella.


Nadavepo.


El cristal







Te poseí sobre el cristal.
Para que tus pechos resaltaran.
Y a cada envite que te daba.
La huella de tus pezones en el cristal se marcaban.
No sabes lo mucho que eso me excitaba.
Tanto, que tú entre tus piernas lo notabas.
Y tú en agradecimiento, tu culo contra mi apretabas.
Y los dos acoplados como funda a su espada.
Gozábamos de nuestros cuerpos, sin prisa pero sin pausa.
Hasta acabar en un éxtasis, ¡derramándonos!
Como se derrama la espuma, al descorchar una botella de cava.



Nadavepo.


La espera







¡Y me esperabas!, mientras yo bajaba de las estrellas.
¡Y me esperabas!, con las piernas abiertas.
¡Y me esperabas!, con tu agujero negro a la espera.
¡Y me esperabas!, para que la cola de mi cometa en tu agujero  se perdiera.
¡Y me esperabas!, para que mi vía láctea se derramara por tus piernas.
¡Y me esperabas!, para que explosionáramos como la fusión de dos planetas.
¡Y me esperabas!, para que los satélites del placer en nuestra cabeza dieran vueltas.
¡Y me esperabas!


Nadavepo.


Tu cuerpo







Tu cuerpo es elástico, como el junco en la mañana.
Con tus movimientos me hipnotizas, Como Dalila a Sansón hipnotizaba.
Tu cuerpo incita al pecado, y yo soy el más pecador de los humanos.
Arráncame mi sexo, y quédatelo entre tus manos.
Que yo beberé de tu concha, todos tus sabores salados.


Nadavepo.


Verano







Era verano, y tú en nuestro salón me tumbaste sobre la mesa.
Yo solo con mi bóxer, y esperando que llegases a mi maleza.
Y tú con tu premura, acariciabas mi pelo, cuello y orejas.
 Tu lengua cazadora, exploraba todo mi cuerpo buscando el rastro de mi presa.
Y yo acortaba distancias, buscando un tesoro entre tus piernas.
Y me diste caza, y mientras devorabas a mi presa.
Yo le daba gusto a esa perla que salía de tu caja de sorpresas.


Nadavepo.