lunes, 30 de enero de 2017

La Piscina












  Extrovertida, verde y libre, como yo te deseo. Me arrastras hasta la piscina, tus pechos están al aire, sólo vistes un minúsculo bikini,  que sólo tapa lo más impúdico de ti y lo que más lujuria provoca en mí.

  Me miras y sonríes,  es esa sonrisa que tu sólo pones, cuando me vas a hacer delirar, pellizcas mi pezón sin avisar y antes que yo pueda reaccionar, te tiras de cabeza al agua.

  Tu ritual ha comenzado, yo perplejo sólo observo. En el salto y a la entrada del agua, tu minúsculo bikini ha quedado atrás, contemplo tu cuerpo desnudo a dos metros de profundidad, tus pezones rozan los azules azulejos del fondo, tan duros y tiesos están que casi  como diamante los puedes rayar.

  Giras, subes, bajas, braceas sin parar, y yo te contemplo como si fueses un delfín travieso, que me quiere provocar. Los tirabuzones que haces en el agua, es la figura que me gusta más, pues puedo ver integra tú anatomía, que a cada segundo me provoca más.

  Llega el momento más espectacular, flotas boca arriba y yo te miro, porque los labios de tu boca parece el emerger de un volcán. Tus pechos flotan como dos islas desiertas, donde todo naufrago quisiera naufragar. Tu vello púbico danza como serpientes de medusa, que me quieren hipnotizar.

  Ha llegado el momento, ya no puedo más. Salto y te busco, agarro tus tobillos abriendo tus piernas de par en par, y como topo ciego acoplo mi boca en tu sabroso manjar, lamo, succiono, chupo, muerdo y beso, tu lombriz que no para de danzar. Me hundo comiéndote tu aterciopelado coño, yo no sabía que debajo de agua no me hacía falta respirar.

  Que volátil sobre el agua estas, que bien te puedo baldear. Mi pene entra en tu vagina, con la suavidad que lo hacia el Nautilus en su cueva submarina, donde se podía ocultar.

  Conforme cogíamos forma, empezábamos a coger velocidad, ya no eran penetraciones suaves, ya nos íbamos a desarmar. Que forma más bárbara de follar, nunca creí que dentro del agua se pudiera sudar.

  Que maravilloso contraste, estar en agua dulce y que tu mágico lubricar, la transformara en agua salada de mar. Tú lamias mi pene, yo destrozaba a lametones tu coño virginal, que posturas más increíbles, en el agua podíamos lograr.

  Te amartillo una y otra vez, imposible con tu morfología policromada, de tus carnes poder retroceder. No son gritos, si no burbujas de placer, las que desprendemos como  si fuésemos tritón y sirena, copulando al atardecer.

  Me rio, lloro, tiemblo, y no sé cuántas sensaciones más, es incomparable nuestra forma de fornicar. Mitad mamífero, mitad pez, te ruego me hagas el amor por última vez, será atronador como terremoto, será vibrante como maremoto.

  Creemos el vórtice del huracán y bailemos como las lampreas al compás, corrámonos como fieras y en el más intenso orgasmo, dejemos a mi semen que pueda naufragar en paz.




Nadavepo.







jueves, 12 de enero de 2017

Los Diez Mandamientos del erotismo













   Primero: Desearás a tu pareja por encima de todo (por lo menos en el momento del coito)

  Segundo: No follarás en vano (cuando se folla, las dos partes tienen que acabar satisfechas)

  Tercero: Aprovecharás todas las fiestas para fornicar (y si te es posible, también los días entre festejos)

  Cuarto: Honrarás a tu compañera, dándole placer donde más lo desee (aunque tu tengas que esperar hasta la culminación)

  Quinto: No te asearás tanto, como para perder tu olor corporal (Y si lo pierdes, drena tu perfume erótico lo más rápidamente posible)

  Sexto: Cometerás todos los actos impuros que puedas (siempre en consenso con tu amante y hasta el infinito y más allá)

  Séptimo: No robarás orgasmos furtivos (tendrás que entrar en las corridas a fondo, con todas las consecuencias)

  Octavo: No darás falsos testimonios (alardeando que copulas mucho, cuando no te tragas una rosca)

  Noveno: Consentirás todos los pensamientos eróticos y lujuriosos, que la imaginación te permita (siempre que no caigan en lo dañino y grotesco) 

  Décimo: No codiciarás a la mujer del vecino (tienes que trabajarte tus propias aventuras, buscando a féminas libres)




Nadavepo.