miércoles, 5 de febrero de 2020

Vuestras Cortinas













  Que mágica es la fuerza que ejerce vuestra desnudez ante mí. Tan mágica, que me perturba el cuerpo y el alma… obnubilando mi visión, quebrando mi voz; y haciendo latir con más fuerza mi corazón.

  No quiero ni imaginar, cuando en vuestros aposentos yo vuelva a entrar ¡lo que sucederá!… óleo sobre cuadros derretido, al vernos fornicar;  velas fundiéndose caerán al suelo, para nuestro deseo intentar amortiguar; alfombras erizadas, absorberán los jugos exquisitos que salgan de nuestro paladar; todo como en un mundo mágico se tornara.

  Vos abriréis vuestras cortinas, para que mi faro de luz entre hasta vuestra cocina; esa cocina donde se fragua la calidez del amor más dulce y la acidez del sexo más potente… ese sexo ardiente, en el cual tenemos que ser muy valientes, para poderlo acometer.

  Me desangraré, quitándoos el vestido, hasta que pueda ver vuestro ombligo y gritar ¡llegue a tierra de Jerusalén! Tierra Santa, donde alzaré al cielo las más emotivas plegarias, pidiéndoos que me galopéis con la máxima pasión.

  Perderé la noción del tiempo, mientras me incrusto en vuestro cuerpo, por las puertas de la gloria o las del averno. Sintiendo sobre mi tez, la calidez de la sangre derramada, sobre el campo de batalla. Mi lucidez quedará perturbada, por los brebajes que vos  con sus labios  posara sobre mi boca; y yo me reiré de Juana la Loca, dudando… que como hombre, por amor pueda como mujer enloquecer.


Nadavepo.