Deseada escritora, la
invito a escribir un poema. No se preocupe por los materiales, pues ya se los
facilitaré yo, no ha de pedirme permiso, sólo tiene que coger lo que le
apetezca… le recomiendo que para escribir coja mi lápiz de mina gorda, mójelo
suavemente en sus labios y seguro que conseguirá hacerlo trazar líneas de
brillos insospechados.
Dulces líneas entrelazadas
con palabras, brocadas en desarmados y pecaminosos adjetivos. Seguramente la
palabra lujuria saldrá a la palestra, intuitivamente y sin predestinarlo
saldrán varios gorgojos, casi inaudibles pero con acento de deseo.
Un lienzo en blanco será mi
cuerpo, destine usted sus ideas a cualquier punto de este pergamino en blanco…
donde seguramente sabrá hacer aflorar el color rojo de la pasión. Castigue
cualquier rincón, selle con sus enormes senos, cualquier misiva camuflada entre
sus piernas.
Yo quedaré expectante,
mientras usted no para de escribir por arriba y por abajo, sin un orden
establecido pero conjuntando en una serie de puntos, toda su insistencia en
crear placer… yo leeré cada línea al segundo de ser escrita, mientras mi mente
se nubla sin poder pronunciarse, pero disfrutando enloquecidamente de sus
líneas trazadas con la más perversa intuición femenina.
Borbotea y se derrama su
tintero, a la vez que hace que mi lápiz se estire de forma indecible. Como
podrá seguir escribiendo, si fragmenta mí mina en su máximo fragor de la
extensión… mójela una y otra vez en la dulce saliva de su boca, y cuando crea
que llega a su máximo esplendor, introdúzcala en su mágico plumier, vera como
deja el color blanco en forma de gotas correr.
Lo que empezó como un dulce poema, se quiebra en el frenesí del erotismo desmedido… arránqueme palabras negras, mientras su ojo oscuro guiña para un encuentro desmedido, sin límites ni cortapisas. Desboquemos en poemas brujos, llenos de pócimas y sudor, hasta que los pilares del sostén, se derrumben sin preverlo, sin predecirlo, sin querer pero sin poder evitarlo.
Precioso poema el que ha escrito mi deseada señora, no me lo creo doy fe de que ha sucedido… y aunque no sea un best seller, usted y yo lo hemos disfrutado, tanto en lo escrito como en lo vivido. ¡Qué más da que el que lo lea no lo haya entendido!
Nadavepo.