lunes, 16 de marzo de 2015

Tus piernas








 Millones de veces me pregunte…
Porque me excitaban tan locamente tus piernas.

  Hasta que un día en los preliminares…
Lo descubrí muy gratamente.

  Sentado al borde de la cama…
Mi vello se erizaba, contemplando como deslizabas tus pantis por tus interminables columnas.

  Cuando dejaste tus carnes prietas al desnudo…
La bilirrubina se me disparo, como muelle en presión al ser liberado.

  Muslos blancos…
Como la cal que blanquea las casas en Andalucía.

  Rodillas esféricas…
Como los planetas del universo.

  Tobillos geométricos…
Que sostienen el estandarte de tu cuerpo.

  Talones de pulido acero…
Que marcan huellas imborrables.

  Uñas de espejo…
Donde se reflejaba mi más profundo deseo.

  Elevas uno de tus juncos…
Y me lo pones sobre el pecho, quieres tumbarme pero yo no te dejo.

  Como joya de platino…
Con suavidad lo cojo entre mis manos, lamo los huecos entre tus dedos mientras contemplo como la piel de escalofrió recorre tu cuerpo.

  Por fin me dejo tumbar…
Para el deleite de tu paladar.

  Abres tus dos pilares sobre mi cuerpo…
Y como rio caudaloso desde abajo te contemplo.

  Panorámica de locura…
Desde abajo  veo tu media luna.

  Elevas sin esfuerzo…
La nave que quiere clavarse en el cráter de tu media luna.

  Ahora ya no tengo que preguntarme…
Porque tus interminables obeliscos son tan erotizantes.

  Ahora entre mis piernas…
Hay un latido al cual no tengo que preguntarle, él me dice porque navegar entre tus piernas es tan excitante.



Nadavepo.  


 

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