lunes, 18 de mayo de 2015

Nuestro Estandarte








    Mientras algunos remilgados, buscaban el piso de estudiantes o la casa de los padres para hacer el amor.

Nosotros como caballos salvajes, buscábamos el aire fresco de la naturaleza para realizar nuestras proezas.

Lo mismo follabamos en la montaña que en la rivera de un rio, a veces incluso en los jardines de la catedral.

Y mientras culminábamos en el mejor éxtasis nuestro coito enloquecedor, veíamos como la gente paseaba a nuestro alrededor.

Nadie se percataba de nuestros excesos, pues éramos como dos camaleones encaramados a un cerezo.

Éramos como licántropos en celo, lo mismo follabamos con un calor desmedido que en el más intenso frio.

Buscábamos la excitación frenéticamente, y no dudábamos en hacer el amor en las casetas de control de la Renfe.

Nos encantaba culminar cuando pasaba un tren cargado de gente, la adrenalina por si nos pillaban estaba siempre latente, ese morbo nos hacía diferentes.

Lo mismo follabamos en cualquier rincón del campo de día, que buscábamos el amparo de la noche para follar en cualquier esquina.

Cuando las noches de helada, en cualquier escalón te sentabas sobre mí a horcajadas, nuestros pezones duros como el diamante podían rayar el duro cristal.

Qué bonito era recitar los tres tiempos del verbo follar, yo follo, tu follas, nosotros follamos.

Por eso nosotros usábamos como estandarte…
“Folla en libertad y sin decoro, saboreando el sudor de cada poro”




Nadavepo.





3 comentarios:

  1. Que mejor afrodisíaco que el saber que puedes ser pillado. Saber que eres libre para dejar que el cuerpo se exprese, sin importarte lo que los demás vean o opinen es el mayor símbolo de naturalidad.

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  2. Que mejor afrodisíaco que el saber que puedes ser pillado. Saber que eres libre para dejar que el cuerpo se exprese, sin importarte lo que los demás vean o opinen es el mayor símbolo de naturalidad.

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