Sales de la ducha,
mientras yo preparo tu traje sobre la cama. Te quitas la toalla, el olor de tu
coño me dice que estamos en semana santa, porque huele al azahar de la
primavera y tu túnica está sobre la cama.
Más porque me pone
tan caliente, verte en el ritual de ponerte tu ropa de nazarena. Parece
impúdico, ver como dejas caer la túnica sobre tus pechos desnudos, y te vas cubriendo lo que apenas cubre tu tanga. ¿Cuánta castidad cuando estas totalmente
vestida, cual es el descalabro de yo saberte cómo vas por dentro, como si
tuviese en los ojos una radiografía?.
Vas con prisa,
pues llegas tarde a la salida del paso. Acelerada coges el cirio rojo,
contrapunto para mi líbido, imaginación de abarcar mi vela con tus manos llenas
de cera.
Me recuerdas antes
de cerrar la puerta, que la procesión pasará a las doce por la esquina de la
calle Rivera, es donde todos los años paso a verte, pues sabes que la bulla me
desesperá.
Ave María, féminas
que los pasos acompañáis en sepulcral silencio y con la vela encendida, ¡cuanto
honor para la Virgen saberse protegida por vosotras, motor del mundo, luz de
los días!.
Amortiguo el tiempo
soñando, con tu cuerpo de pantera, y tu alucinante cara por un capirote cubierta. ¿Cuánto deseo
debajo de esa capa encierras?, ¿cómo abordarte en los pasos de penitencia y
derramar sobre ti toda mi cera?.
Llega la hora de ir
a verte, como te gusta que sin hablar yo adivine dónde estás. Lo que no sabes
es cual es mi técnica, mi arma, mi sentido, para descubrirte entre tantas mujeres cubiertas de los pies a
la cabeza. Por eso todos los años te encuentro, dándote siempre una
sorpresa.
Ya estoy en la
esquina, el paso se acerca. Miles de nazarenas en comitiva, desfilan con sus
rojas velas. Yo voy dejando pasar una tras una y pongo mi radar a trabajar,
nunca te has dado cuenta cómo puedo averiguar siempre donde estas. Empiezo a
oler, cuando tú te acercas te empiezas a excitar, el olor de tu coño, cambia de
azahar al profundo y salado mar. Dejas tu perfume a hembra caliente, que yo sólo
puedo detectar, pues son muchas veces la que mi nariz ha dormido sobre tu
vulva celestial. Sé siempre en qué estado está, ahora tu excitación te va a
delatar, y yo la voy a disfrutar.
Estas a mi altura,
profundo olor que con disimulo mi verga haces levantar, te toco suavemente el
culo a través de la túnica.
― ¡Te pillé! Te miro fijamente a
los ojos y sonrio.
― ¡Cabrón! ¿Cómo es posible que
lo hagas todos los años?.
― Mi radar, ya lo sabes. Vuelvo
a sonreír.
Le cojo de la mano,
la saco de la fila y andamos hasta nuestro rincón de todos los años en el
parque de Hércules, lejos de todas las miradas. Me arrodillo ante ella, le
levanto los faldones y dejo su tanga a la altura de mis ojos, el albero
amortigua mis rodillas que parecen querer clavarse en acto de penitencia,
deslumbrado quedo al correr la pequeña tira de tela y ver como su cáliz chorrea
desbordado por el contorno de sus labios, la profundidad de su aroma, me hace
babear y mi cirio empieza a chispear en gotas transparente, casi fluorescentes.
Quiero beber sin
decoro, con ansia, sin dilación me arrojo sobre su pozo de pecado, succiono,
lamo, chupo, lo dilato en demasía hasta meter mi lengua en su interior. Ella
aprieta su culo mientras apoya sus dos manos en mi cabeza, apretándome contra
su exquisita magnolia, su cuerpo se va arqueando, mientras su respiración se
entrecorta debajo de su capirote de
terciopelo, casi le falta el aire, su vaho sale por los orificios oculares del
cono. Su excitación va creciendo, mientras yo hurgo sin tregua, sin descanso,
ella brama una y otra vez, orgasmos con espasmos secos y voz agrietada, yo
derritiéndome.
Que sensación más
agradable, es tener con mis manos tus senos apretados, por debajo de la seda,
mientras ahondo con mi lengua en tu oquedad, hasta dejar seco mi paladar.
Alguien pasa cerca, nos callamos mientras ralentizamos nuestros movimientos,
pero es tal tu estado de lujuria, que sólo se oye el tic tac de tu corazón
acelerado, que da miedo oírlo pues parece que se va a romper en mil pedazos.
Quedamos libres de
tensión, ahora me levantas tirando de mi pelo y eres tú la que posas tus
rodillas sobre el suelo. Desabrochas mi cremallera y como extraterrestre metes
mi cirio en tu boca, ¡que escena más delirante verte chuparme la polla, con tu
capirote verde solo te puedo ver la boca! Te empleas tan a fondo, que llego a
creer que derramo mi cera sobre tu boca.
Te freno cual paso
para su descanso, quiero recuperarme y no perder la olla, no quiero correrme
para quemar tu dulce boca. Respiro profundamente, mientras tú te incorporas. Tu
respiración sigue en carreara, cuando me fijo ya te has dado la vuelta, refajos
levantados y tu culo a la palestra.
Como bisonte armado,
encono en tu coño mi dura punta, que de la primera estacada casi la dejas sin cabeza.
Con el acaloramiento, casi meto el hilo de tu tangas en la brecha, menos mal
que con tu magistral habilidad lo has apartado de mi trayectoria tan certera. ¡Qué forma de follar tan pintoresca! la prolongación de tu capirote parece la
punta de mi verga. Cuando te enculo, pareces un unicornio pastando en la
dehesa, ¡que placer más prolongado cuando acoplamos nuestros órganos con tanta
fortaleza!
Rabio de placer,
como perro tras la presa, esperando eyacular en tu vagina, cuando bajes la
bandera. ¡Que placer siento al ver como con tus muslos me indicas, que ya llega
la hora de vaciar bajo palio, todos los colores de cera, desde la blanca hasta
la roja!
Con que maestría has
apagado mi cirio, al pie de la carrera. Con la música de fondo de una
fanfarria, ejecutada por tambores y
trompetas. Que estruendo suena en mi cabeza, vaciado para toda la procesión me
dejas. Ya casi recompuestos, te cojo de la mano y te acompaño hasta la fila de
nazarenas.
―Hasta luego mi amor, saciada me
dejas.
―Hasta luego mi nazarena,
obligado a procesionar contigo todos los
años quedo, cuando salgas en penitencia.
Nadavepo.
Un relato donde la santidad del evento y la provocación de la lujuria se mezcla en ese paso de Nazarena ..nada más provocador que desear , y por el olor encontrar esa Nazarena que provoca el pecado de poseerla tanto que la desmarca y la aleja de la penitencia para llevársela al infierno " o al cielo" ...
ResponderEliminarPrecioso paso de Semana Santa ajjaj .Siempre nos sorprendes y hoy nos has dejado un buen resumen de un buen paso de Nazarenas.Un abrazo
Gracias querida Campirela, por tus aportaciones tan interesante a la perspectiva de una Semana Santa tan atípica. Muestra que el sentir puede desviarse para cualquier lado, así que cada uno elija su forma de sentimiento, aunque no son incompatibles el uno con el otro. Abrazos amiga mia.
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