miércoles, 4 de febrero de 2015

Inocente








 Yo era inocente, cauto y moralmente decente.
 Al menos eso yo creía, porque aún no te conocía.
 Al principio me enamore, de una pura y dulce imagen.
 ¡Esa eras tú!
 Pero te quitaste tu piel de cordero, yo como el niño del cuento me asuste.
 Ahora tire un paso hacia atrás, intentando de tus zarpas escapar.
 Pero me envolviste en un mordisco canino, que cambio totalmente mi destino.
 Tu lengua hechizo mi paladar, me dejaste mudo y sin hablar.
 Conforme recorrías mi cuerpo con tus manos, mi inocencia paso a un tercer plano.
 Cuando te arrodillaste delante de mi ofrenda, tire la moral de mi conciencia.
 Ahora que mi cuerpo vibra a cada roce de tu pasión, descubro que no solo lo puro y casto puede ser amor.
 Ahora me entrego a ti sin replicar, y descubro que contigo tengo más que amor.
 ¡Tengo sexo, deseo y ganas de nuestros cuerpos endulzar!



Nadavepo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario