Que preciosa
arquitectura…
Sostiene la
catedral de tu cuerpo.
Que bellos
artesanados la decoran por dentro.
Dos vidrieras
como soles…
Dejan pasar la
luz hasta su centro.
Un par de
esbeltas cúpulas coronan tus pechos…
Que al contemplarlas,
me hacen sentir en el cielo.
Una pila
bautismal se encuentra en tu epicentro…
Donde yo me
bautizo, para congratularme con tu credo.
Y a los pies de
tus interminables columnas…
Yo de rodillas
rezo.
Elevo una
humilde plegaria…
Para que me
dejes pasar por el pórtico de tu gloria.
Y allí y una vez
dentro…
Poder descansar
de mis pecados e historia.
Nadavepo.
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