Sin preámbulos… Tú llegaste como lo que eras,
una dama culta, melómana de la mejor música actual, lectora empedernida de los
mejores libros editados, admiradora en fin de cualquiera de las bellas artes;
pero sin embargo, dispuesta a darlo todo.
Abandonaste todos los prejuicios al entrar en
aquella casa, excepto la idea de darlo todo en el sexo, estabas dispuesta
incluso a estar tan liberada, como esas mujeres que ejerce la profesión más
antigua del mundo.
Tu pantalón era vaporoso, al igual que tu
camisa, estabas accesible por cualquier lado; nos acercamos aún sin conocer
nuestros cuerpos desnudos, pero con el mismo deseo de quienes se han visto
millones de veces en esa tesitura.
Nos miramos unos segundos, casi furtivamente;
nos acercamos uno al otro, hasta abrazamos simultáneamente, fundiéndonos en un
beso que pasaba de tierno a lo más endiablado del deseo.
Mientras te besaba degustando tu saliva,
deduje que serías todo savia, y que tendría que buscar todas las fuentes de tu
cuerpo para saciarme; mientras entrelazábamos nuestras lenguas, de la misma
forma en que se aparean dos serpientes. Metí una mano por la parte trasera de
tu pantalón, lo primero con lo que me topé, fue con el hilo de tu tanga, lo
levanté y seguí bajando hasta pegar un puñado con todas mis fuerzas sobre tu
terso culo.
Nuestras bocas seguían unidas babeantes, metí
la otra mano y apretando tus glúteos te apreté aún más sobre mí falo; tus
pezones se clavaron como alfileres en mi pectoral. ¿Que pasos he de seguir? Me
preguntaba, para arrancarte todo el placer de tu cuerpo… Sólo me dejé llevar,
te dí la vuelta y empecé a besar tu cuello, a lamer tus lóbulos, a rozar tu
nuca.
Mientras, una mano descendía hasta tu pequeño
triángulo de tela, empezando a masturbarte por encima de él; la otra apretaba
tus pechos como si quisiera arrancártelos. Impactado quedé, cuando como una
hemorragia imposible de taponar, tu coño supuraba atravesando la tela del
tanga.
Que fácil fue deslizar tus pantalones hasta
tus tobillos… perdí el conocimiento de lo que sucedió en los minutos siguiente,
cuando volví a computar lo que estaba pasando, ya estabas de rodillas chupando
mi polla, en mi mano tu tanga chorreante de tus vapores interiores, lo acerqué a mi nariz y como el niño que inhala pegamento, inspiré con todas mis fuerzas
hasta quedar drogado de tí.
El panorama no podía ser más excitante,
mientras mi falo se perdía en tu boca, yo deliraba intentando fortalecer para
no derramar. Hubo un momento que te cogí por la nuca y te puse de pie, un
vaivén más y me hubiera desangrado en tu boca.
Quería hacerlo todo, y aunque sabía algo de
tus gustos, mi enervamiento me llevó a fustigarte con mi vara de bambú. Aunque
la partí en tus nalgas, ningún respingo, ni un aspaviento. No era el momento,
pero todo enardecía, así que sin titubear y teniéndote de rodillas, introduje
un dedo en tu ano y otro en tu vagina… los movía frenéticamente, hasta notar
que tus bombas se habían puesto en marcha, momento en el cual aproveché para
penetrarte de una estocada seca, seguida de un cabalgamiento sin parangón, tu
agachabas el culo dificultándome la cabalgada, tuve que reñirte varias veces
para que lo elevaras y pusieras correctamente, para ser follada amablemente. Me
abstengo a decir porque retraías tu culo cuando estabas de rodillas.
Luego te cogí de la cintura, girándote
violentamente y poniéndote boca arriba. Me arrojé sobre tí y volví a pentrarte,
tú te dejabas hacer… yo mordía tus labios, agarraba tu pelo, tiraba de tu
cuello mientras amortajábamos nuestras lenguas, todo me hacía sentir que eras
mía, que yo era tu dueño; nuestro momento llegaba, mientras yo dominante te
decía que eras mi guarra, la puta más deseada por mi falo, te obligué a abrir
los ojos y mirarme fijamente mientras llegaba la gran explosión.
Tú ya te habías corrido suavemente varias
veces, como si no quisieras que yo me diera cuenta, pero para mí llegaba la
primera corrida de las muchas que vendrían después; tú estabas a punto cuando
yo mirándote a los ojos y sin poder prolongar más aquel placer, te grité “córrete conmigo hija de puta” la leche burbujeaba saliendo de mi polla,
mientras tus pupilas se dilataban al sentir
como de tu coño, salían chispas orgásmicas que te hacían pegar un grito
ensordecedor y seco. ¡Còmo quedamos al vaciarnos de aquella manera! parecíamos dos guiñoles mojados y
flácidos, con los cuerpos descompuestos por la contienda acaecida.
Mil colores veían mis ojos, mientras
recuperaba el aliento, no pude pensar que me la pudieras levantar, al segundo
de una corrida tan estruendosa, pero tus labios de terciopelo hacia una corona
para mi pene, poseído por tan bonita alfombra, que era tu lengua forjada de
pétalos de rosa.
Mamada asesina que casi con mi vida acaba,
pues casi imposible me resultaba tomar aire mientras jadeaba. Si no me hubieses
dejado seco antes, te hubieras llevado para adelante, toda mi simiente
brotante. Gracias a eso, pude montar contigo un concierto, que juraría seria
eterno.
Toqué tus timbales al ritmo de tribus
africanas, mientras tú soplabas sobre mi pínfano erecto a son del cánticos medievales, que melodías, que compases, ni María Callas en sus mejores tiempos
en el teatro Scala, saca de su garganta la melodía que tú de mi cuerpo sacas.
Cuando al fin me apoderé de tu arpa, empezaste a vibrar al ritmo de los anises
de una maraca, música celestial nos rodeaba, tú subías los tonos de tus gemidos
como coros Góspel en música consagrada, mientras te corrías como melómana de
opera desbocada.
Sin director de orquesta que nos guiara, tú
cogías mi batuta dando fe de que guiabas cualquier orquesta que delante te
pusieran. Dándole a la zambomba, mientras
yo tocaba tu armónica, ¡que contraste de instrumentos que no pegaban nada
más que con mi cola! Fuimos extrayendo de todos nuestros instrumentos las
mejores notas, hasta eyacular una y otra vez sobre aquella alfombra roja… por
donde entraron nuestros deseos a recoger su Oscar.
Nadavepo
Una más que interesante entrada comienzas el relato , para seguir creando ese halo de misterio que se supone que nos van a deleitar está pareja , que sin preámbulos nos llevaran con su erótismo a imaginar una escena de sensualidad , pasión y mucho deseo .
ResponderEliminarEl final es majestuoso lleva el sello del autor de la historia inconfundible.
Feliz semana ..
Enormemente agradecido por tu comentario querida Campirela, una vez más pongo un final de óscar par todos los que me leeis. Es un placer escribir, cuando uno recibe tan suculentos comentarios, Te deseo un resto de semana encantador, abrazo con mucho cariño.
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