¿Qué hay más sensual que tú, amiga mía?
¡No me respondas, por favor!
Porque si oigo tu voz no respondo de lo que
te pueda hacer, sabes que al oírte puedo enloquecer, entro en un estado de
evasión, que sólo veo tus ojos y lo que vibra dentro de tu interior. Si en este
momento me arrancaras el corazón, ni sangraría mi amor, pues contigo no conozco
el dolor, sólo siento euforia y pasión.
Amigas éramos, hasta que la rabia de querer
hacer lo que nuestros corazones nos dictaban, nos llevó primero al amor, luego
al deseo, y como colofón al mejor sexo que nadie me dio. Ningún hombre
consiguió despertar en mi interior, lo que tú despiertas… Mariposas de colores
y ganas de besarte a cada segundo que marca el reloj.
Todo empezó aquella noche en tu habitación,
verte en bragas y sujetador, me llevo al paroxismo del deseo. Y aunque no me
atrevía, soñaba con quitarte esas prendas y besarte hasta borrar sus marcas;
absorta estaba fantaseando, cuando de repente la blusa me habías desabrochado,
ardías en mi mismo pecado, pero fuiste más valiente al lanzarme al abismo del
descontrol… sólo respiraba acelerada, porque todo vibraba en mi interior.
Escusas vagas me ponías, para desabrochar mi sujetador, pero lanzada como estabas, ni las hordas de Atila hubieran detenido
tu pasión; apretaste mis senos, llevando tus labios a mis pezones, yo lo empecé
a ver todo de color, labios de melocotón con que maldad levantáis en mí esta
irrefrenable pasión… “sigue, no pares” son las únicas palabras que en ese
momento inundaban mi cerebro, aunque yo no podía pronunciarlas, porque en tus
manos quedé apresada, como si cadenas fuesen.
Yo me dejaba hacer, mientras tu respiración
alocada se volvía, cuantas ganas acumuladas que atropelladamente salían, tú lamias mis areolas y yo ante tu ser me desmoronaba, era toda tuya… si hubieras
querido matarme en ese momento, con mucho agrado te hubiera dejado hacerlo.
Tus dedos se enredaban como hiedra sobre mi
cuerpo, buscando mi gloria, mientras yo buscaba el cielo en tu boca. ¡Arráncame
de una vez las bragas! que el manantial se desborda y está aguantando para hacerlo
sobre tu boca. Piel de color jazmín, que al acariciarla se sonroja; déjame
bajar a tu nenúfar para olerlo, que ya hace tiempo que quería que embriagaras
mi nariz, hasta drogarme toda.
Como analizábamos nuestra anatomía, pensando
que esa sería la asignatura que aprobaríamos todos los día. Rodar sobre tu
cuerpo eran mis sueños de amigas, ahora que te tengo… ahora te aprieto para
sentir que de sueño has pasado a ser mi poesía.
Nadavepo.
Un relato eroticamente fuerte....solo una mujer para hablar así de otra...una para otra!
ResponderEliminarBuenísimo relato!
Gratitud mi querida amiga, por tu breve pero intenso comentario. Te deseo un magnifico resto de semana.
EliminarAbrazo fuerte.
Has dejado la mente libre en ella nos has descrito toda una sesión de deseo y erótismo entre dos mujeres ..dos amigas que sin darse cuenta bajo la influencia del deseo y amistad se convierte en toda una pasión , sin duda has logrado llevarnos a poderlo palpar ..
ResponderEliminarFelicidades y a seguir ofreciéndonos alta dosis de sensualidad .
Gracias mi apreciada amiga Campirela, para mi, son las mujeres las que tienen en su poder la belleza de la sensualidad. Por eso dos mujeres juntas, aumentan esa dosis de sensualidad. Te deseo un resto de semana formidable, desde el sur, te mando un abrazo con mucho cariño.
EliminarMe ha encantado.
ResponderEliminarBesos.
Gracias querida amiga, bonito comienzo de semana.
EliminarBesos.