Hablábamos tú y yo de los sueños, de la
diversidad que hay, de lo coloridos que pueden ser, lo románticos que son a
veces, de cómo nos hacen viajar, también de lo terroríficos que pueden llegar a
ser. Pero nuestro objetivó común, era llegar a los sueños que tú con mucha
sutileza llamas húmedos, y yo con mucha desvergüenza llamo calientes.
Empezamos a hablar de ellos, con mucho tacto;
tú dejaste que yo iniciara el entreacto, así que te pregunté cuál de los sueños
acaecidos en tu mente, habían humedecido tu zona púbica con más coraje.
Quedaste pensativa durante unos segundos, no sé si era porque ganabas tiempo
para contarme alguno light, pues
conociéndote, sé que no querrías profundizar por la vergüenza que te
caracteriza, en aquellos sueños que verdaderamente, te habían arrastrado al
desorden total sobre tus sabanas.
Muy inteligentemente, tal y como tú eres, me
devolviste la pelota, diciendo que no era justo, que al ser yo el más descarado
seria yo el que tendría que empezar; acepté rápidamente, pues es verdad que en
el sexo no tengo reparos ni para practicarlo ni para comentarlo, claro está,
sólo con mi susodicha, pues son cosas para nosotros y no para el mundo, es ahí
donde radica el arte de amar y la caballerosidad…
― Ni decirte tengo, y como tú bien sabes, que
yo sin haber pertenecido nunca a los Boy Scouts, me levanto todas las mañanas
con la tienda de campaña montada.
Sabía que con estas palabras le arrancaría
una sonrisa, llevándola a una zona de confort, donde ella empezaría a soltarse.
― Jaja,
continúa trasto, no le des tantos rodeos y ve al grano, cuéntame ese sueño que
te ha quitado el aliento a media noche ¡Que seguro será lo que yo estoy
pensando!
Yo sonreí y volví a la carga, intentando
mezclar el picante con lo dulce, con una buena dosis de humor.
― Verás, sé
que sabes lo que estoy pensando, pero a lo mejor lo piensas, porque a tí se te ha
pasado también por la cabeza…
Yo sonreí, porque sabía lo que vendría a
continuación, ella se pondría a la defensiva y me respondería rápidamente.
― ¡A mí
jamás se me ha pasado por la cabeza, hacer un trío con otra mujer!
Yo sonreí nuevamente, sabía exactamente que
pensaba en eso, así que le respondí:
― Con otra
mujer no, pero seguro que has soñado con hacerlo con dos hombres…
Sabía que la pondría nerviosa, así que me reí
mientras esperaba su respuesta.
― Yo… no ¡jamás
he tenido un sueño de esa índole!
― Eso lo
dices con la boca chica.
Le dije casi riéndome a carcajadas, pues
quería sonsacarla, la mantendría entre el cabreo sano y el desconcierto total.
― ¡Te juro
que no! que jamás he tenido ese sueño, además no te vayas por las ramas, que me
estas enredando, quieres zafarte de contar tu sueño más perverso, ese que en
vez de montarte una tienda de campaña, te hace
montar una haima de bereber.
Ella también tenía su sentido del humor, y me
lo endosaba antes de que me diera cuenta, no tuve más remedio que soltar una
tremenda carcajada con lo de la haima de los bereberes. Tuve que tomar aire
para continuar hablando.
― No me voy
por las ramas, pero es que tú no te oyes
en sueños, diciendo… “más Carlos dame más, y tu Alex concéntrate joder”.
Me meaba por dentro, esta cuña la había
metido de mi cosecha para ponerla a noventa. Así que antes que se persigna un
cura loco, me respondió:
― ¡Eres un mamón! Yo no hablo cuando sueño, me
estas enredando para mosquearme.
Yo disfrutaba por dentro con este juego,
digno del mejor estratega. Aunque sabía que no podía forzar la situación mucho,
para no pasarla del humor al cabreo absoluto. Así que aflojé un poco
diciéndole.
― Era una
broma cariño, tú no hablas en sueños, sólo lo haces cuando sueñas con el
chocolate, y dices: “que ico, me lamo to el deo”
Yo me estaba partiendo de risa, pero es que
ella estaba cogiendo el compás, y se reía al unísono conmigo.
― Vaya pieza
que estas hecho, es imposible hablar contigo enserio, me toreas y tratas de no
contarme tu sueño más cachondo. Así que si no largas ya, ¡esta noche te follas
a un pez!
Nos volvimos a reír los dos de una forma
desaforada, que bien no lo pasábamos, yo volví de nuevo la carga, pero esta vez no con mis bromas, esta vez estaba dispuesto para contarle mi sueño.
― Cielo, mis
únicos sueños eróticos son contigo. Mira el último que tuve, fue súper chulo.
Escúchame atentamente, que te lo cuento…
Imagina el viejo oeste, en el yo era un
buscador de oro, loco por alcanzar el éxtasis en una rica mina, que encerraba
tremendas sorpresas. Hasta llegar a ella
tuve que hacer un largo viaje, en el cual me espera miles de aventuras. No
había caminado mucho, cuando un pájaro posado sobre un álamo, me susurró:” sé
que buscas la mina de las tentaciones, pero para llegar hasta ella, primero has
de hacerte con un mapa para encontrar el camino. Discurre dónde puede estar,
seguro que lo tienes más cerca de lo que puedes imaginar”. De repente echó a
volar y me dejo con la palabra en la boca, tuve que cavilar sobre aquel
acertijo para encontrar el sitio de mi destino.
Hice mil cábalas, hasta averiguar lo cerca
que estaba de mí la solución, el camino
estaba escrito en el mapa de tus labios, ¡que grata sorpresa me llevé al
descubrirlo! así que sin dudarlo te besé profundamente, fue en ese justo
momento donde empecé mi dulce y apasionada andadura.
Una vez dí el primer paso, todo fue rodando,
el mapa de tus labios me indicó al segundo punto donde debía de llegar. Bajé
por una suave caída tan esbelta como el cuello de un cisne, hasta llegar a tus
clavículas, la única sujeción que tuve para tan vertiginosa descenso, fue mi
lengua, que deslizándose sobre tu cuello me llevó a posar mis labios entre la
neutralidad de tu esternón y la desnudez de tus pechos.
Allí, recé una oración apoyando mi cabeza
sobre él, pues desde allí hasta el siguiente punto la cosa estaba dada, sólo
tuve que bajar unos centímetros, para degustar lo que tu bien sabes poner
erecto, para darme el flash que tanto gustito me da. Amordazado quede a tus
pezones, mientras mis manos no hacían nada más que nadar entre tus senos,
rompeolas era tu espalda que yo acariciaba, mientras disfrutaba de la tesura de
tu mapa.
La erección de tus pezones, me indicaron que
tenía que caminar hacia el sur, yo sin caballo en el que montar, me conformaba
con que mi fusta se pusiera a trabajar. Bajé hacia el punto cardinal indicado y
tropecé con una taza de té, en tu vientre situada, me quito la sed y me dio
ánimo para que continuara…
En este punto perdido me encontraba, así que
para abarcar más terreno, mis manos sobre tus glúteos se posaban; y mis labios
ciegos buscaban, esa mina dónde la gloria me esperaba.
Hice el resto del camino a pie, mientras el
mapa apretado entre mis labios llevaba, hasta que ¡por fin llegue a esa mina!
tu mina tan deseada… Sin más herramientas que mi lengua y mis manos, me puse a
escarbar buscando tu pepita de oro, esa pepita que nos llevaría a la fortuna
del placer por igual… disfrutaríamos en paralelo; yo por ser el minero que
busca, y tú por ser la mina, que el más exquisito oro me da.
― Deja ya de
contarme tu sueño de esmeralda y cristal, rodéame entre tus brazos y vuélvelo a
recrear, poséeme sin descansar, como el minero que se vuelve loco por tan
preciado metal.
Aquí termina la historia de un sueño, que la
fortuna quiso que se hiciera real, repartiendo aullidos y crujidos sobre dos
cuerpos que se aman de verdad.
Nadavepo.
Wuauuuuuu..ajjajajaja sensacional, la risa es el mejor aliciente para una relación sea del modo que sea ..Genial, me has hecho reir y sobre todo visualizar las escenas que has escrito ..Sin duda llevabas tiempo sin ofrecernos un tema erótico, pero ha merecido la pena esperar..Muy bonito, divertido, sensual y porqué no, hasta lo he visto real ajajj , Gracias por compartir tu ingenio y ese toque de locura que en todo es menester.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y feliz semana.
Jajajajaj, gracias nuevamente por tu comentario querida amiga, me hace ilusión que te hayas reído y visto los demás enfoques que en el se encierran. Es un privilegio para mi haberte sacado unas notas de humor. Te deseo un maravilloso resto de semana, abrazo con cariño.
ResponderEliminarComplicidad, risas y erotismo, muy buena combinación.
ResponderEliminarBesos.
Gracias por tu amabilidad, es muy bonito tu comentario. Te deseo un maravilloso fin de semana.
EliminarBesos.