martes, 3 de marzo de 2020

Nuestros Sueños













  Hablábamos tú y yo de los sueños, de la diversidad que hay, de lo coloridos que pueden ser, lo románticos que son a veces, de cómo nos hacen viajar, también de lo terroríficos que pueden llegar a ser. Pero nuestro objetivó común, era llegar a los sueños que tú con mucha sutileza llamas húmedos, y yo con mucha desvergüenza llamo calientes.

  Empezamos a hablar de ellos, con mucho tacto; tú dejaste que yo iniciara el entreacto, así que te pregunté cuál de los sueños acaecidos en tu mente, habían humedecido tu zona púbica con más coraje. Quedaste pensativa durante unos segundos, no sé si era porque ganabas tiempo para contarme alguno light, pues  conociéndote, sé que no querrías profundizar por la vergüenza que te caracteriza, en aquellos sueños que verdaderamente, te habían arrastrado al desorden total sobre tus sabanas.

  Muy inteligentemente, tal y como tú eres, me devolviste la pelota, diciendo que no era justo, que al ser yo el más descarado seria yo el que tendría que empezar; acepté rápidamente, pues es verdad que en el sexo no tengo reparos ni para practicarlo ni para comentarlo, claro está, sólo con mi susodicha, pues son cosas para nosotros y no para el mundo, es ahí donde radica el arte de amar y la caballerosidad…

― Ni decirte tengo, y como tú bien sabes, que yo sin haber pertenecido nunca a los Boy Scouts, me levanto todas las mañanas con la tienda de campaña montada.

  Sabía que con estas palabras le arrancaría una sonrisa, llevándola a una zona de confort, donde ella empezaría a soltarse.

― Jaja, continúa trasto, no le des tantos rodeos y ve al grano, cuéntame ese sueño que te ha quitado el aliento a media noche ¡Que seguro será lo que yo estoy pensando!

  Yo sonreí y volví a la carga, intentando mezclar el picante con lo dulce, con una buena dosis de humor.

― Verás, sé que sabes lo que estoy pensando, pero a lo mejor lo piensas, porque a tí se te ha pasado también por la cabeza…

  Yo sonreí, porque sabía lo que vendría a continuación, ella se pondría a la defensiva y me respondería rápidamente.

― ¡A mí jamás se me ha pasado por la cabeza, hacer un trío con otra mujer!

  Yo sonreí nuevamente, sabía exactamente que pensaba en eso, así que le respondí:

― Con otra mujer no, pero seguro que has soñado con hacerlo con dos hombres…

  Sabía que la pondría nerviosa, así que me reí mientras esperaba su respuesta.

― Yo… no ¡jamás he tenido un sueño de esa índole!

― Eso lo dices con la boca chica.

  Le dije casi riéndome a carcajadas, pues quería sonsacarla, la mantendría entre el cabreo sano y el desconcierto total.

― ¡Te juro que no! que jamás he tenido ese sueño, además no te vayas por las ramas, que me estas enredando, quieres zafarte de contar tu sueño más perverso, ese que en vez de montarte una tienda de campaña, te hace  montar una haima de bereber.

  Ella también tenía su sentido del humor, y me lo endosaba antes de que me diera cuenta, no tuve más remedio que soltar una tremenda carcajada con lo de la haima de los bereberes. Tuve que tomar aire para continuar hablando.

― No me voy por las ramas,  pero es que tú no te oyes en sueños, diciendo… “más Carlos dame más, y tu Alex concéntrate joder”.

  Me meaba por dentro, esta cuña la había metido de mi cosecha para ponerla a noventa. Así que antes que se persigna un cura loco, me respondió:

― ¡Eres un mamón! Yo no hablo cuando sueño, me estas enredando para mosquearme.

  Yo disfrutaba por dentro con este juego, digno del mejor estratega. Aunque sabía que no podía forzar la situación mucho, para no pasarla del humor al cabreo absoluto. Así que aflojé un poco diciéndole.

― Era una broma cariño, tú no hablas en sueños, sólo lo haces cuando sueñas con el chocolate, y dices: “que ico, me lamo to el deo” 

  Yo me estaba partiendo de risa, pero es que ella estaba cogiendo el compás, y se reía al unísono conmigo.

― Vaya pieza que estas hecho, es imposible hablar contigo enserio, me toreas y tratas de no contarme tu sueño más cachondo. Así que si no largas ya, ¡esta noche te follas a un pez!

   Nos volvimos a reír los dos de una forma desaforada, que bien no lo pasábamos, yo volví de nuevo la carga, pero esta vez no con mis bromas, esta vez estaba dispuesto para contarle mi sueño.

― Cielo, mis únicos sueños eróticos son contigo. Mira el último que tuve, fue súper chulo. Escúchame atentamente, que te lo cuento…

   Imagina el viejo oeste, en el yo era un buscador de oro, loco por alcanzar el éxtasis en una rica mina, que encerraba tremendas sorpresas.  Hasta llegar a ella tuve que hacer un largo viaje, en el cual me espera miles de aventuras. No había caminado mucho, cuando un pájaro posado sobre un álamo, me susurró:” sé que buscas la mina de las tentaciones, pero para llegar hasta ella, primero has de hacerte con un mapa para encontrar el camino. Discurre dónde puede estar, seguro que lo tienes más cerca de lo que puedes imaginar”. De repente echó a volar y me dejo con la palabra en la boca, tuve que cavilar sobre aquel acertijo para encontrar el sitio de mi destino.

  Hice mil cábalas, hasta averiguar lo cerca que estaba de mí la solución, el camino estaba escrito en el mapa de tus labios, ¡que grata sorpresa me llevé al descubrirlo! así que sin dudarlo te besé profundamente, fue en ese justo momento donde empecé mi dulce y apasionada andadura.

  Una vez dí el primer paso, todo fue rodando, el mapa de tus labios me indicó al segundo punto donde debía de llegar. Bajé por una suave caída tan esbelta como el cuello de un cisne, hasta llegar a tus clavículas, la única sujeción que tuve para tan vertiginosa descenso, fue mi lengua, que deslizándose sobre tu cuello me llevó a posar mis labios entre la neutralidad de tu esternón y la desnudez de tus pechos.

  Allí, recé una oración apoyando mi cabeza sobre él, pues desde allí hasta el siguiente punto la cosa estaba dada, sólo tuve que bajar unos centímetros, para degustar lo que tu bien sabes poner erecto, para darme el flash que tanto gustito me da. Amordazado quede a tus pezones, mientras mis manos no hacían nada más que nadar entre tus senos, rompeolas era tu espalda que yo acariciaba, mientras disfrutaba de la tesura de tu mapa.

  La erección de tus pezones, me indicaron que tenía que caminar hacia el sur, yo sin caballo en el que montar, me conformaba con que mi fusta se pusiera a trabajar. Bajé hacia el punto cardinal indicado y tropecé con una taza de té, en tu vientre situada, me quito la sed y me dio ánimo para que continuara…

  En este punto perdido me encontraba, así que para abarcar más terreno, mis manos sobre tus glúteos se posaban; y mis labios ciegos buscaban, esa mina dónde la gloria me esperaba.

  Hice el resto del camino a pie, mientras el mapa apretado entre mis labios llevaba, hasta que ¡por fin llegue a esa mina! tu mina tan deseada… Sin más herramientas que mi lengua y mis manos, me puse a escarbar buscando tu pepita de oro, esa pepita que nos llevaría a la fortuna del placer por igual… disfrutaríamos  en paralelo; yo por ser el minero que busca, y tú por ser la mina, que el más exquisito oro me da.

― Deja ya de contarme tu sueño de esmeralda y cristal, rodéame entre tus brazos y vuélvelo a recrear, poséeme sin descansar, como el minero que se vuelve loco por tan preciado metal.

  Aquí termina la historia de un sueño, que la fortuna quiso que se hiciera real, repartiendo aullidos y crujidos sobre dos cuerpos que se aman de verdad.




Nadavepo.




 

4 comentarios:

  1. Wuauuuuuu..ajjajajaja sensacional, la risa es el mejor aliciente para una relación sea del modo que sea ..Genial, me has hecho reir y sobre todo visualizar las escenas que has escrito ..Sin duda llevabas tiempo sin ofrecernos un tema erótico, pero ha merecido la pena esperar..Muy bonito, divertido, sensual y porqué no, hasta lo he visto real ajajj , Gracias por compartir tu ingenio y ese toque de locura que en todo es menester.
    Un fuerte abrazo y feliz semana.

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  2. Jajajajaj, gracias nuevamente por tu comentario querida amiga, me hace ilusión que te hayas reído y visto los demás enfoques que en el se encierran. Es un privilegio para mi haberte sacado unas notas de humor. Te deseo un maravilloso resto de semana, abrazo con cariño.

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  3. Complicidad, risas y erotismo, muy buena combinación.

    Besos.

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    1. Gracias por tu amabilidad, es muy bonito tu comentario. Te deseo un maravilloso fin de semana.

      Besos.

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