Eres la serpiente que contonea su cuerpo, bajando hacia mí.
Que con su mirada me hipnotiza y paraliza mi cuerpo.
Que me haces pecar, dándome igual que me quemen en el infierno.
Y a mí me encanta chupar, el néctar del veneno que tiene tu sexo.
Y que me comprimas y me exprimas, hasta dejar seco mi cuerpo.
¡Y me da igual ser manzano prohibido!, yo quiero pecar penetrando todos los huecos de tu cuerpo.
Nadavepo.
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